Publicado por David Brazier el 5 de septiembre de 2017 en el grupo “Budismo”
Esta es una lista de las diecisiete formas principales de condicionamiento que dan forma a nuestras vidas. Se incluyen los factores que tienden a mantenernos atrapados en el samsara así como aquellos que nos ofrecen una salida.
Relación de Raíz Se refiere a la presencia o ausencia de codicia, odio y/o engaño en la mente . Estas son las tres valencias del apego que nos mantienen anclados a otras condiciones de tal manera que nos convierten en sus víctimas más que en sus dueños. Todo lo que puede considerarse insalubre, patológico o contraproducente en la vida mental está, por lo menos, teñido de una manera u otra con uno o más de estos tres.
Relación de Objeto La mente está condicionada por su objeto. La mente siempre tiene un objeto, ya sea consciente o inconsciente. En la teoría budista, si no hay objeto, no hay mente. Incluso en el sueño sin sueños hay objetos de la mente que incluyen rastros de vidas anteriores que no pueden ser recordados en la vigilia. El objeto que condiciona la mente en cualquier momento puede ser trivial o significativo. Los objetos significativos mantienen la atención más tiempo. Uno vuelve a ellos una y otra vez y se convierten en el elemento esencial con el que uno estructura la propia vida. La relación de objeto tiene una importancia destacada porque, si entendemos los objetos de una persona, los entendemos, y si cambian los objetos significativos, la persona cambia.
Predominio Cuando la relación del objeto se combina con las relaciones de la raíz de modo que el objeto se desea, se detesta o es utilizado para la propia vanidad, el objeto adquiere poder sobre la persona. Esto es lo más común. Cuando la codicia, el odio y el engaño están ausentes, el mundo objeto se convierte en un recurso y un objeto de sabiduría y compasión. Ocurre esto cuando la mente se moviliza por la intención, el entusiasmo, el "corazón" o la curiosidad. Estos son los factores que tienen el poder de anular el hábito y llevarnos a un nuevo territorio. Por lo tanto, estos son los factores vitales para que los terapeutas cultiven en sí mismos.
Asociación Como el psicoanálisis, la psicología budista da gran importancia a cómo la mente fluye de un asunto a otro. Cada estado mental está condicionado por el que lo precedió y estos forman secuencias ordenadas. El significado de este ordenamiento responde, en parte, a un dominio cultural común y, en parte, a la singularidad el individuo. Si uno presta atención cuidadosa a la forma en que la mente de una persona se mueve de un objeto a otro, uno ve manifiesta la estructura del objeto en la mentalidad del consultante, mostrándose así los caminos por los cuales uno puede entrar en su mundo o permitirle profundizar.
Las asociaciones de origen más comunes no siempre fluyen claramente de un modo predecible. A menudo se trata de una estructura ramificada de tal forma que un estímulo genera varias asociaciones que surgen a la vez. Puesto que generalmente solo es posible tratar una cosa de cada vez, esto lleva a que algunas cosas se reserven para ser tratadas más adelante lo cual en terapia es algo común. Lo cual significa que parte de la responsabilidad del terapeuta consiste en hacer un seguimiento de lo que ha sido aplazado o reservado. El trabajo se desarrolla por impulsos de energía y cuando un pulso se desvanece podríamos querer remontarnos a su origen para recuperar un asunto aplazado que también puede ser significativo.
Interdependencia Como vemos, todas las formas de condicionamiento mencionadas hasta este punto interactúan. Nuestra mentalidad se construye como un castillo de naipes. Como uno ama a su madre tiende a gustarle la comida que ella cocina así como la gente que sirve tal alimento y tiene otras características similares a las de su madre, del mismo modo que los lugares donde tales personas se encuentran y, quizás, quiera casarse con un chica así y tener un cierto tipo de decoración en la casa , y así sucesivamente . Una estructura de condiciones entrelazadas configura la propia existencia. Esto significa que una persona astuta puede, a partir de una cantidad relativamente pequeña de datos, predecir muchas cosas que no han sido reveladas sobre la vida de una persona con una razonable precisión. También significa que si se quitan uno o dos naipes claves en la estructura, todo el castillo puede caerse. Estos puntos tienen gran relevancia para la práctica de la terapia y la precipitación del despertar.
Apoyo. Sea interdependiente o no, el marco de nuestra vida está sostenido por muchos apoyos. Esta es la idea básica del condicionamiento, que para poder hacer algo ciertas condiciones tienen que estar ya en su lugar y, por lo tanto, buscamos y nos aferramos a tales soportes. Estos incluyen apoyos culturales comunes como el dinero, estatus, nacionalidad, clase y ocupación, pero también incluyen una multitud de cosas que cada persona encuentra personalmente sustentadoras. Estar enfermo, por ejemplo, conduce a un cambio en las actividades de uno y en cómo uno es considerado. Es posible llegar a aferrarse a un estado de invalidez ya que permite evitar responsabilidades. La enfermedad puede ser un apoyo o asidero. Una vez más, en las relaciones de pareja, cada uno tiende a proporcionar asideros al otro y de esta manera los roles de los miembros de la pareja se diferencian y se vuelven interdependientes.
Incentivo La perspectiva de recompensa o beneficio es una forma obvia de condicionamiento. Hacemos cosas para conseguir algo y si una acción ha traído recompensa en el pasado es probable que se repita. Esto es similar a la idea conductista de refuerzo. Un comportamiento puede establecerse al ser recompensado. Un hallazgo interesante de la psicología conductista es el hecho de que el refuerzo irregular puede ser con frecuencia más eficaz ena la hora de establecer un patrón de comportamiento que el refuerzo constante. Después de todo, la vida es así. Un gato caza. En realidad atrapa al ratón alrededor del cincuenta por ciento de las veces y el resto de las veces el ratón se escapa.
Presuposición Puesto que el refuerzo en la vida real es irregular o impredecible, buscamos garantías. Anhelamos un mundo en el que obtengamos lo que queremos cuando lo queremos en lugar de esperar que sea así sólo algunas veces. En realidad podríamos encontrar tal mundo un tanto aburrido, pero eso no frena nuestro deseo. Una persona puede paralizarse por apego a la precondición. La recompensa que buscamos garantizar puede ser que lo que estamos a punto de hacer resulte lo "mejor". Frente a tres opciones una persona puede ser incapaz de elegir debido a que no sepa cuál es el mejor. O una persona puede tener expectativas tan altas que no esté dispuesta a subir los primeros peldaños de la escalera sin una garantía de que llegará a la cima. La vida rara vez proporciona tales garantías y tal como las imaginamos son generalmente fantasías. Sin embargo, tales fantasías también pueden ser poderosos motivadores. Si las personas pueden se convencen de que algo es inevitable, generalmente se adherirán a ello aunque afecte a otros valores.
Apoyo constante o ganancia secundaria. Este es el otro lado de la moneda del incentivo. Tendemos a seguir haciendo algo en la medida que obtengamos algo de eso, incluso si lo que estamos recibiendo no es lo ideal. Casi todos los comportamientos disfuncionales comportan alguna ventaja, incluso siendo superados por las desventajas. De hecho, la mayoría de los pecados pueden ser vistos como el resultado del pensamiento a corto plazo. El ladrón obtiene una ventaja, aunque termine en la cárcel con el tiempo. La persona atrapada en una mentalidad victimista o que se invalida obtiene un beneficio de ella a pesar de que él o ella podría vivir de un modo mucho más satisfactorio adoptando una estrategia de vida diferente.
Hábito Una vez que se establece un comportamiento o actitud, no desaparece fácilmente. Si quieres que una persona haga algo que no ha hecho antes, la primera vez es la más difícil. Una vez que lo han hecho una o dos veces es probable que lo hagan de nuevo. Alguien a quien hayas ayudado no necesariamente te ayudará, es más probable que siga siendo dependiente. Alguien que lo ha ayudado es muy probable que lo haga de nuevo. Esto puede parecer injusto, pero el condicionamiento no es justo ni equilibrado. Un comportamiento puede establecerse por incentivos, por ejemplo en la infancia, y luego el patrón de incentivo cambia, correspondiéndose con uno de la vida adulta, pero la persona continúa igual que antes, sintiéndose vagamente confundida de que la vida no les esté proporcionando lo que solía.
Karma. El karma es drama y el drama tiene una dinámica. Las cosas que pensamos, decimos y hacemos forman parte de trayectorias más largas que tienen efecto en el futuro. El karma se basa en la acción intencional. Cuando se hace algo con intención se planta una "semilla" (bija) que madurará más tarde. Shakespeare dijo: "La vida es un escenario donde hombres y mujeres son meros actores", y el papel que representamos, los guiones asociados a él y las expectativas de la audiencia que enfrentamos, condicionan nuestra vida. El karma asume que hay un orden moral en el universo y todos los problemas que enfrentamos son, en cierto modo, cuestiones morales.
Consecuencia (vipaka) Aprendemos por experiencia. Cuando vemos el resultado del karma nuestro patrón de motivación cambia. La acción virtuosa es comúnmente el resultado de comprobar la desventaja de su opuesto. Normalmente, el carácter de una persona se ve muy afectado por ciertos incidentes críticos que han ocurrido en su pasado y éstos suelen ser ocasiones donde la consecuencia se ha hecho evidente de una manera particularmente gráfica o inevitable.
Alimentando el fuego. El karma nos dice que las acciones intencionales presentes conducen a acciones similares en el futuro, pero también se da el caso de que, a menudo, vamos más allá de la mera repetición. Alimentamos nuestra ira, resentimiento, celos, pereza, autocompasión, etc. Se requiere un esfuerzo deliberado para abstenerse de hacerlo. Estas condiciones son como incendios que se autoalimentan, tirando de combustible y creciendo.
Facultad/Fuerza. Nuestra energía vital es una condición fundamental para todos nuestros actos, sin embargo, ésta puede crecer o menguar. Nuestra masculinidad y feminidad son claramente condiciones de influencia masiva en nuestras vidas. Igualmente lo son nuestros sentidos y sensualidad. Después está la fe. Nadie puede vivir sin fe de algún tipo y nosotros moldeamos nuestra fe desde la experiencia y la convicción. La fe da lugar al entusiasmo y a la motivación. Otra fuerza o facultad importante que tenemos es nuestra capacidad para el recuerdo y para mantener presente en la mente las cosas que actúan como guías para el pensamiento y la acción. Luego también tenemos capacidades para la concentración y para la sabiduría o el discernimiento.
Facultades (Indriya)
Vida
Sexualidad: masculinidad y feminidad
Sensualidad
Fe
Energía y Entusiasmo
Recuerdo y atención plena
Concentración (samadhi)
Sabiduría (prajña)
Dhyana Dhyana, la palabra de la que deriva "Zen", se refiere a la absorción meditativa, un estado de dejar ir los apegos que mantienen a una persona esclavizada por su condicionamiento. Dhyana es, por lo tanto, una condición que puede eliminar otras condiciones.
Marga Marga significa camino o pista. Se refiere al camino espiritual considerado como las huellas de aquellos seres ya liberados que lo han transitado antes. Esta, sin embargo, es una "pista sin rastro" en el sentido de que uno no la sigue por imitación, sino por medio de la liberación. La existencia de tal posibilidad es una condición para la liberación, ya que cuando sabemos que algo es posible, es mucho más probable que lo emprendamos. Una condición que permitió a “aquel-que-iba-a-convertirse-en Buda” que dejase su palacio y saliera a la vida ascética fue su visión de un hombre santo que cruzaba la plaza del pueblo. Esto fue suficiente para que Gautama supiera que algo era posible, lo cual le permitió salir de casa y embarcarse en su búsqueda.
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