Podcast de Amida Shu 48: 10 de julio de 2020: traducido por Nando Maril
Continuando con mis dos últimos podcasts, me gustaría decir que el objetivo de este tipo de vida espiritual no es que uno no experimente dolor. El objetivo, si podemos llamarlo así, es que uno emerja de una penalidad, sea la que sea, como una persona más sabia, más amable, más humilde y fiel. Y para que esto suceda, debe tener lugar algún tipo de proceso de aprendizaje. No me refiero al tipo de aprendizaje que obtienes con un libro.
Entonces, el corazón, la intuición, el alma tiene que aprender. Creo que para todos nosotros, cuando nos encontramos con dificultades, comienza algún tipo de aprendizaje. Pero con demasiada frecuencia, el aprendizaje nunca llega a completarse. Y la razón por la que no se completa es porque nos distraemos. Nos distrae la urgente necesidad de escapar del dolor. Por lo tanto, somos muy capaces de agarrarnos a un clavo ardiendo, a aferrarnos a una solución instantánea, pero a corto plazo, de algún tipo.
Esta es la razón por la que las personas que han tenido una relación amorosa fallida, con bastante frecuencia, se lanzan inmediatamente a otra, la cual puede ser tan, o incluso más inadecuada que la que acaban de dejar.
Ésta es la razón por la que también, por ejemplo, una persona que culpa de su miseria al lugar donde vive y luego hace grandes esfuerzos para reubicarse y tiene éxito y se muda a su nueva residencia, con demasiada frecuencia descubre que es tan miserable en el nuevo lugar como lo era en el antiguo.
Y también es por eso que la persona que se encuentra rodeada de oponentes y enemigos y que recurre a la respuesta obvia y directa de tratar de deshacerse de ellos y, tal vez, emascula o destruye a todos sus enemigos, a continuación se encuentra en una nueva situación y mira a su alrededor y descubre que hay tantos enemigos como antes. Y tal vez incluso, los nuevos enemigos sean más potentes, más amenazantes, más letales que los que tenía que enfrentar antes.
Este tipo de existencia circular se llama samsara.
Por tanto, no evitas el dolor. Dukkha sucede. Así es como es. Pero hay un aprendizaje, y el tipo de sabiduría que aprendemos en este tipo de proceso es paradójico en el sentido de que se basa en la conciencia de nuestra propia estupidez, de nuestra propia complicidad. Cuando tenemos nuestra vida hecha un lío, invariablemente, nosotros mismos hemos jugado un papel en toda la secuencia. En consecuencia, el aprendizaje que viene tiene que ver inevitablemente con la contrición. Es una experiencia humillante, y por eso dukkha es la puerta de entrada al camino. Este es el significado, en esencia, de las Cuatro Nobles Verdades.
Si podemos afrontar el sufrimiento de una manera que nos permita aprender, aprender profundamente y madurar, resurgir de todo el proceso como una persona más madura, entonces el dukkha, el sufrimiento, nos habrá puesto de verdad en la camino.
Pero para hacer eso hay que mantener los nervios. Uno tiene que resistir el impulso de simplemente aferrarse al alivio instantáneo, en cualquier forma que parezca llegar. Y la fe que nos permite mantener nuestro temple de esa manera es la ayuda que recibimos, la gracia de los Budas. Eso es Namo Amida Bu.
Namo Amida Bu
Muchas gracias
Dharmavidya
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