Podcast de Amida Shu 77: 6 de septiembre de 2020: traducido por Fontaine

Uno de los principios básicos de nuestro enfoque, según lo establecido por Honen Shonen, es que no hay diferencia entre la fe y la práctica: no existe separación entre lo espiritual y lo concreto.

Hace años, cuando era trabajador social, trabajé en varios hospitales del norte de Inglaterra con médicos especialistas. En algunos de estos hospitales los pacientes eran adultos con afecciones psiquiátricas. En otros eran niños con enfermedades, a veces psicosomáticas. A los médicos les interesaba encajar al paciente en una categoría que les permitiera recetar el medicamento adecuado. Ese era el objetivo del diagnóstico.

Estos diagnósticos eran irrelevantes para mí como trabajador social. A menudo escribía informes que comenzaban: “Independientemente del diagnóstico médico de este paciente, la realidad de su vida es la siguiente...”

Esta preocupación por la realidad concreta es una parte importante de la psicología Budista. Al Buda le interesaba ayudar a la gente que atravesaba situaciones difíciles. No recetaba productos químicos. Escuchaba y discernía la naturaleza del problema espiritual según se manifestaba en el comportamiento y en las circunstancias. Si conocía a una mujer que actuaba de manera salvaje y desquiciada (como Patacara), se interesaba por escuchar su historia. Resulta que su esposo, sus dos hijos y sus padres, todos habían muerto en pocos días. Esto sería suficiente para trastornar al más cuerdo. La respuesta del Buda la precipitó a un proceso de duelo y le hizo comprender el concepto de impermanencia, no como una idea abstracta, sino como una realidad vivida que acarrea dolor y sufrimiento a muchísimas personas.

Si alguien me dice que tal o cual persona está sufriendo de depresión, probablemente le diría: ¿Quieres decir que está triste? Por favor, dime por qué está triste. Eso es lo que quiero saber . Querría saber qué vida tiene esa persona.

Un terapeuta podría decirme: Tengo tres pacientes y todos sufren de ansiedad . Dicho así, parecería que estas tres personas son iguales entre sí. Pero, por supuesto, ¡no lo son! Cada uno está ansioso por diferentes cosas, por diferentes motivos. Quiero saber cuáles son esas razones. La similitud superficial no significa nada.

Hablamos de depresión y ansiedad como si fueran enfermedades que hay que curar. Sin embargo, existen motivos por los que la gente se pone triste. Hay razones por las que se ponen ansiosos. Si no tuviéramos esos sentimientos, no habríamos sobrevivido todos estos milenios.

A veces, estos sentimientos son completamente apropiados; se basan en la vida real. Cuando uno comprende la vida real de la persona, los sentimientos cobran sentido. Pero cuando esto sucede, los sentimientos dejan de ser la principal preocupación.

Como terapeuta, mi labor no es rectificar sentimientos. Me interesa conocer el problema espiritual, el kōan que está obstaculizando la liberación de esa persona; y esa cuestión espiritual se manifiesta en las circunstancias concretas de su vida. Cada persona ha vivido eventos y circunstancias y ha intentado encontrarles sentido; ha intentado comprender su significado. Las experiencias nos moldean.

Si conozco la experiencia que ha tenido una persona y el sentido que le ha dado, existe una gran posibilidad de que logre comprender los dilemas a los que se está enfrentando y qué es lo que está frenando su vida.

En términos Budistas: si conozco el dukkha y conozco el samudaya, entonces tengo alguna posibilidad de encontrar un nirodha apropiado que ponga a la persona en un camino sano. Lo concreto no puede separarse del espíritu, y el espíritu no puede separarse de la vida concreta.

No hay diferencia entre la fe y la práctica.

Namo Amida Bu

Muchas gracias

Dharmavidya

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