Podcast de Amida Shu 09: 23 de abril de 2020: traducido por Nando Maril
Todos estamos viviendo bajo confinamiento y compartiendo historias sobre cómo es. Estoy aquí en Francia, donde el confinamiento es bastante estricto.
Cuando se anunció por primera vez, nos dijeron que no deberíamos hacer viajes que no fuesen absolutamente imprescindibles. Las únicas tiendas que están abiertas son supermercados, farmacias... eso es todo, y se espera que vayas al más cercano, no viajar más lejos de lo absolutamente necesario.
Así que, en aquel momento, fui al supermercado y gasté aproximadamente tres veces más de lo que gastaría normalmente en un viaje semanal al supermercado. Tres semanas después de eso, había gastado la mayoría de esas cosas y estaba planeando ir al supermercado de nuevo... y me senté, lo medité y pensé: “Bueno, en realidad no es absolutamente necesario. En realidad no me he quedado sin nada esencial y podría aguantar unos días más”.
Entonces, no fui al supermercado en ese momento. Eso fue el jueves de la semana pasada y hoy es el jueves esta semana, así que ha pasado una semana desde aquel momento y estoy haciendo el mismo ejercicio y obteniendo el mismo resultado. Estaba empezando a pensar que hoy iría al supermercado, pero, en realidad, cuando lo miro, tengo suficiente para sobrevivir varios días más.
Estar en esta situación de encierro te hace pensar en lo que es esencial. ¿Qué es lo que realmente necesitas? En el confinamiento, muchos de nosotros estamos dejando de lado cosas que normalmente consideraríamos parte de la vida cotidiana y, por supuesto, es muy probable que usemos esta frase: "Necesito esto ..." o "Necesito eso ..." pero cuando lo miramos con atención, la mayoría de las cosas que creemos que necesitamos, en realidad no las necesitamos. Las deseamos, serán convenientes, serán útiles, pero en realidad no las “necesitamos”.
Esta es una consideración que es bastante relevante para el estilo de vida Budista. El Buda inició una orden de monjes, les llamamos "monjes", pero en realidad "frailes" podría ser un nombre mejor porque no estaban en monasterios, deambulaban por ahí, se les llamaba bhikkhus. La palabra bhikkhu significa una persona que contribuye, que tiene mucho, podría decirse, por lo que podríamos esperar que el bhikkhu estaría contento con su lote, estaría contento con lo que había conseguido. En realidad, vivieron la vida más minimalista. El bhikkhu tenía tres túnicas, un colador de agua, un cuenco... eso era todo. Posiblemente, una o dos cosas más. No tenían nada más de lo que podían cargar. Deambulaban de un lugar a otro, y no poseían nada más de lo que podían cargar.
Este énfasis en la “gran sencillez” y en confiar en la providencia, confiar en que alguien pondría algo en tu cuenco, fue la base de la vida del bhikkhu. No mucha gente vive así en estos días. Incluso los bhikkhus Theravāda no viven realmente de esa manera, tienen un suministro de alimentos más garantizado y tienden a vivir en casas que se les han proporcionado, y todo eso. Pero aún así, la inclinación hacia la “gran sencillez” es algo sobre lo que bien vale la pena reflexionar, y en este tiempo de confinamiento, este momento en el que estamos restringidos, este es un muy buen momento para hacer esta reflexión y considerar: “¿Qué necesitamos realmente, para qué lo necesitamos?" Las necesidades nunca están completamente solas: una necesidad siempre es "por" algo.
Así que sugiero que todos usemos este tiempo para reflexionar sobre esta pregunta básica: “¿Qué necesitamos realmente, qué es realmente esencial?". Es una gran ayuda para la vida espiritual. Es algo que estoy haciendo y espero que tú también lo hagas.
Muchas gracias.
Namo Amida Bu
Dharmavidya
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