(Por Dharmavidya, 12 de diciembre de 2016 en “Discusiones budistas”)

 

TEXTO: Así, sabemos por experiencia que somos seres insensatos de pasión ciega

COMENTARIO: La expresión “seres insensatos de pasión ciega” se refiere a nuestra naturaleza bombu. Como seres humanos viviendo en samsara somos proclives a cometer muchos errores, tanto prácticos como éticos. Somos emocionalmente vulnerables. Nuestro humor puede cambiar de forma drástica y abrupta en respuesta a eventualidades sobre las que no  tenemos control. Normalmente tratamos de protegernos de la probabilidad de tales sucesos, pero ninguna de esas maniobras protectoras puede llegar a tener un éxito absoluto. Podemos desperdiciar mucha energía en intentar alcanzar un grado de inmunidad imposible.

 Cuando algo atraviesa nuestra autodefensa, respondemos desde la confusión. Sentimos que algo está “mal”- las cosas no son “como deberían”. Es más, a menudo nos tomamos lo que ocurre como reflejo de nuestro “yo ideal”. Nos hallamos rodeados por la evidencia de que nosotros mismos no somos como creemos que deberíamos ser. Incluso podemos llegar a decir “No era yo”.

 Por regla general,  a la evidencia de nuestra propia insensatez, respondemos ignorándola. En occidente vivimos en culturas que han sido dominadas durante más de dos mil años por la idea de que “el día del juicio final” nos aguarda, y sentimos cierta compulsión con respecto a  tratar de justificarnos. A menudo esto implica proyectar la culpa en otros o, simplemente, ignorar la evidencia.

La invitación de este pasaje del texto consiste en cambiar nuestra actitud. Si abrazamos la evidencia aprendemos acerca de nosotros mismos, y por ende, de todos nuestros semejantes. Esta es la base de la verdadera compasión. También es el paso necesario para que la fe sea posible. La autojustificación es la actitud que va con la creencia de que uno puede, por sí mismo, alcanzar algún tipo de perfección. Es un rechazo a la ayuda. En Tierra Pura decimos que es precisamente a aquellos seres insensatos de  pasión ciega, a los que Amitabha abre las puertas de su corazón. La ayuda está a mano.

Por supuesto este es el camino medio. Mientras que en un extremo se encuentra la actitud común de autojustificación y de intentar obtener para uno el mayor mérito posible, en el otro está revolcarse en la autocompasión proclamando la propia pobreza de talento. Esto es simplemente la otra cara de la moneda. También es un tipo de engaño, un teatro representado para impresionar al público. Todo lo que se necesita es ser más natural.

 Entonces, ¿por qué decimos “ciega”? El sentido tiene que ver con que las pasiones nos arrastran. Este es el sentido budista de samjña. Samjña se refiere a la consciencia ordinaria del día a día. Significa trance. La vida corriente fluye de un trance a otro. Cada cosa que atrapa y aprisiona nuestra atención estimula algún tipo de rutina interna. Mientras nuestra atención se encuentra atrapada nos encontramos obsesionados y distraídos del resto de cosas que pueden estar pasando. Esto no es un problema tratándose de las pequeñas cosas cotidianas de la vida. Es bueno concentrarse y fijar la atención en lo que uno está haciendo. Sin embargo ,el mismo mecanismo, puede hacerse con nosotros y abocarnos a una enorme pérdida de energía o a actividades que minan nuestra vida espiritual. Se convierte en un tipo de ceguera o avidya. Y, en su extremo, hablamos de una adicción u obsesión.

 No debemos permitir que tal observación nos lleve a pensar que lo que se requiere es algo seco o distante. Cuando estaba dando una conferencia sobre este asunto se me preguntó si realmente existía alguna pasión que no fuera ciega. Esta pregunta nos lleva a darnos cuenta de que realmente existe una pasión que es Ciega. Esa pasión se llama bodhichitta- la mente del que busca el Camino. El budismo, especialmente en su forma de Tierra Pura, es un asunto apasionado. Amando al Buda y al Camino del Buda  nos sumergimos, nos entregamos por completo. Como se dice en otra escritura “el Dharma más alejado es aquel  apasionado por la paz, un transmisor de palabras creadoras de paz”.

 Hay una guerra estallando en el mundo que, como fuego en la hierba,  brota ahora aquí, ahora allí, en este pecho y en aquel. Todo el mundo está en guerra consigo mismo, reacios a ser las criaturas que son, proyectando su rechazo en otros y condenándoles por ser tan humanos como ellos. Hay otro camino.

 Resulta liberador reconocer nuestra naturaleza bombu. No tenemos que esperar hasta que seamos perfectos o hasta que hayamos decidido perfectamente cuál es la mejor opción. Hacemos lo que podemos.  Estamos dispuestos. Confiamos en que se trata de un marco más grande que se encuentra más allá de nuestra comprensión. Aquí la acción correcta es un acto de fe. Habiendo tomado refugio en el Buda nos sentimos seguros en última instancia, independientemente de cómo vayan las cosas a corto plazo.

 Este texto por tanto nos invita a abrirnos a la evidencia de nuestra vida, que nos muestra nuestra humanidad corriente. También nos muestra la imposibilidad de juzgar realmente a otros. Por supuesto, siendo seres insensatos, los juzgamos, pero, al comprender lo poco fiables que pueden ser nuestros propios juicios, nos damos cuenta que nuestros juicios acerca de  otros son, en el mejor de los casos, extremadamente provisionales. Hay tantas cosas que uno no puede saber.

 El Budismo se presenta a menudo como una espiritualidad del “hazlo tú mismo”, pero la creencia en nuestra propia capacidad de controlar nuestro propio destino espiritual es, en sí, una arrogancia que bloquea el Camino. Lo que se requiere es, más bien, una actitud que diga, Aquí estoy, tal como soy, estoy dispuesto. Estoy dispuesto a formar parte de la gran visión  del amor, compasión, alegría y paz del Buda. Mi parte puede ser muy pequeña, pero mi pequeño papel en la creación de la Tierra Pura del Buda es lo que tengo y constituye mi gran tesoro.

Con esta actitud podemos trabajar juntos. Podemos cooperar sin que surja la amargura o la condena. Estamos en el mismo barco, todos demasiado humanos y, de algún modo, misteriosamente, eso es tan maravilloso.

 En el Sandokai dice: “si desde la experiencia de tus sentidos no conoces la verdad fundamental, ¿cómo puedes hallar el camino?” También dice: “Aquí nacidos, nos aferramos a las cosas, y más tarde, agravamos la ilusión siguiendo ideales”. Ya sabemos por experiencia todo lo que necesitamos para participar de la gran sangha – conocemos nuestra propia humanidad.

 

 

 

 

You need to be a member of David Brazier at La Ville au Roi (Eleusis) to add comments!

Join David Brazier at La Ville au Roi (Eleusis)

Email me when people reply –