Solo fracasos ~ Podcast número 53 en español

Podcast de Amida Shu 53: 20 de julio de 2020: traducido por Nando Maril

En el último podcast hablé sobre los monjes y los bodhisattvas. Tan pronto como pensamos en ellos, nos inspiran ideales heroicos. Vemos la posibilidad de una vida de pureza o, alternativamente, de completo altruismo.

Honen Shonen, el fundador de la Escuela Tierrapura en Japón, era un monje eminente. El propio emperador le había invitado a ser su preceptor. Era un monje puro y, claramente, también era un gran bodhisattva. Estaba movido, impulsado, por la necesidad de encontrar un camino, una práctica, que pudiera ser accesible para todos, no solo para una élite. Su espíritu altruista sigue brillando. Es una gran inspiración.

Sin embargo, para comprender realmente el Budismo Tierrapura, no basta con ser un idealista. No es solo perfeccionismo. También se requiere algo mucho más desafiante. Permitidme leeros un breve pasaje de Honen. Bien, Honen observó eso, dijo: "Un maestro dijo una vez que uno no entrará en la etapa de samadhi a menos que se vuelva puro en cuerpo y mente a través de la observación de los preceptos". Honen sabe que el Budismo consta de tres disciplinas: conducta moral, samadhi y sabiduría. Sin embargo, ¡y aquí está el asunto!, Honen escribe: "Tras la introspección, me doy cuenta de que no he observado ni un solo precepto Budista ni he tenido éxito en la práctica".

Honen fue quizás el santo más grande de su tiempo y estaba dotado de todas las ventajas para la búsqueda del Camino Budista. ¿Y con qué nos salió? “No he observado un solo precepto Budista ni he tenido éxito en la práctica”.

La tarea difícil es la de no dejarse inspirar por los ideales más elevados. La tarea difícil es afrontar la verdad sobre uno mismo. La fe surge del encuentro real con tu propia sombra.

Se pide la ayuda del Buda precisamente cuando uno se da cuenta de que es incapaz. Te sumerges en el mar de la gran compasión cuando sabes que tu naturaleza reptil no es erradicable.

Cuando uno se da cuenta con certeza de que no puede subir la escalera al cielo por su propio esfuerzo, es cuando uno finalmente permite que el Buda, que siempre ha estado alargando su brazo, lo agarre y lo levante, peldaño a peldaño. Y cada peldaño de esa escalera es un nembutsu. Cada peldaño es un lugar de rendición. Cada peldaño derrota al ego de nuevo.

El ego no puede derrotarse a si mismo. Solo la confrontación con la evidencia de la vida misma puede hacer eso. Sólo la evidencia de la incorregible naturaleza bombu de uno, la insondable necedad de uno, puede hacer la magia. ¡La vida es solo esto!

Perdidos en el engaño nos negamos a ver la evidencia. Este rechazo es lo que el Buda llama avidya. Y sobre la base de este rechazo construimos fantasías de nuestro propio valor y derecho, todo tipo de confecciones mentales, y estas luego condicionan cómo vemos el mundo, ¡e incluso cómo vemos y hacemos nuestra práctica! No hay práctica espiritual que no pueda corromperse de esta manera. La vanidad del yo surge y aprovecha cada oportunidad.

Y tras la introspección, me doy cuenta de que no he observado un solo precepto Budista ni he tenido éxito en la práctica. Esta es la base del camino del nembutsu. Solo puedes entrar con fracasos.

Namo Amida Bu

Muchas gracias

Dharmavidya

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