(Por David Brazier, publicado el 16 de enero en “Questions in the Sand”)

 

PREGUNTA: ¿Podrías decirme algo más acerca del versículo ”Infunde ayuda y felicidad sobre todos los seres, y secretamente deja sobre mí todo su daño y sufrimiento (Los ocho versos de Geshe Langri Thangpa en el libro de Nien Fo de la orden de Amida). La gente me dice: “No quiero adoptar el daño y el sufrimiento ajeno, no puedo cargar con esto, no es saludable”.

RESPUESTA CORTA: El Budismo no trata sobre  salud personal

RESPUESTA LARGA: Por supuesto, la mayor parte de la gente no quiere adoptar el sufrimiento ajeno: la mayoría de la gente no son bodhisattvas. Amida Buddha adoptaría feliz nuestro sufrimiento si ello nos aliviase. Cuando uno ama a alguien profundamente y el amado sufre, uno siente de forma natural “desearía cargar yo con ello y aliviarlo de ese dolor”. Hasta cierto punto todos hacemos esto- sufrimos con alguien y, de este modo, le damos cierto alivio, en lugar de dejarle sufrir solo. Hacemos cosas que nos cuestan tiempo, dinero, salud, energía y demás, con el fin de ayudar a aquellos que amamos. Si un amigo se encuentra en un apuro desesperado quizá le demos dinero – entonces él tiene lo que necesita y nosotros quedamos en peor situación, así que  hemos asumido parte de su sufrimiento. Incluso podríamos arreglarlo de manera que recibiese el dinero sin saber de dónde procedía. Cuando escuchamos a otro hablar de su angustia, tomamos nosotros mismos algo de eso y, de este modo, aliviamos su carga. Por supuesto uno puede decir “No quiero oírte hablar de tus problemas. No es bueno para mí”. Pero no lo hacemos. A la larga, lo mejor para todos es ser compasivo.

Cuentan la historia de un ermitaño budista que era muy reconocido por todos. Un día una joven del pueblo se quedó embarazada. Ella no quería decir quien era el verdadero padre, así que le dijo a la gente que había sido el ermitaño quien la había seducido. La gente fue a ver al ermitaño para decirle lo que la mujer había dicho. Todo lo que el ermitaño respondió fue” ¿Es así?”. La reputación del ermitaño se arruinó. Cuando el niño nació los padres de la chica se lo llevaron al ermitaño y le dijeron: “Este es tu hijo”” A lo que él respondió: “¿Es así?” Dejaron el niño al ermitaño y éste cuidó de él. Finalmente la chica ya no pudo mantener su engaño y confesó la verdad del asunto. Sus padres volvieron a ver al ermitaño y se disculparon y le dijeron que no era el padre del niño. El ermitaño sólo dijo “¿Es así?”. Ellos se llevaron al niño y el ermitaño continuó con su vida y su práctica.

La historia es probablemente apócrifa, pero ilustra un principio importante. A veces nos suceden cosas buenas y otras veces malas. Algunas veces somos comprendidos y otras incomprendidos. A veces otros arrojan sus problemas sobre nosotros. A veces se los llevan de nuevo. El bodhisattva no se defiende a expensas de los demás. Adoptar el sufrimiento del otro trae paz al mundo. Esto puede no ser evidente a corto plazo, e incluso puede llegar a ser incomprendido, pero él no se busca  a sí mismo. Al hacerlo en secreto, no se atribuye mérito alguno.

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Replies

  • se involucra directamente en todos nuestros pequeños y grandes egos.

    en nuestros territorios en los que nos creemos protegidos y que protegemos (cuando no hay nada que proteger)

    en la defensa de lo que creemos nuestro.

    en la profunda identificacion de lo que creemos que somos

    en nuestros miedos

  • si, yo creo que ademas va a nuestro nucleo, al core, a nuestra proteccion de todo lo que consideramos sufrimiento, que es mucho :-)

  • Gracias Eduardo!!

    Creo que es una buena práctica , da la sensación de que, además de lidiar con el sufrimiento, desdibuja los límites con los que identifico a la otra persona y a mi misma. El "yo" y "tú" se convierte inmediatamente en "nosotros", y eso nos sana a todos seguramente.

  • El Tonglen revierte la lógica usual de evitar el sufrimiento  y buscar el placer y en el proceso, nos liberamos de una prisión muy antigua de egoísmo. Comenzamos a sentir amor por nosotros mismos y otros y también comenzamos a ocuparnos de nosotros y otros. Despierta nuestra compasión y también nos introduce a una visión más amplia de la realidad. Nos introduce al espacio ilimitado que los Budistas llaman Shunyata. Al hacer la práctica nos comenzamos a conectar con la dimensión abierta de nuestro ser. Al principio experimentamos ésto como que las cosas no son tan importantes o tan sólidas como antes lo parecían ser.

    La práctica de Tonglen puede ser efectuada para aquellos que están enfermos, para quienes están muriendo, o acaban de morir, o para aquellos que tienen un dolor de cualquier tipo. Puede realizarse como una práctica de meditación formal o súbitamente en cualquier momento. Por ejemplo, si usted está caminando y ve a alguien que sufre – inmediatamente usted puede comenzar a inspirar el dolor del otro y enviarle algún alivio. O, más probable, usted podría ver a alguien que sufre y mirar hacia otro lado porque éso actualiza su propio miedo o enojo; actualiza su resistencia y confusión.

    Así es que inmediatamente usted puede efectuar tonglen para toda la gente que son como usted, para todos los que desean ser compasivos pero en cambio tienen miedo, para todos los que desean ser valientes pero en cambio son cobardes.

    En lugar de castigarse a usted mismo, use su propio estancamiento como un peldaño para comprender aquello que la gente rechaza en todo el mundo.

    Inspire por todos nosotros y espire por todos nosotros.

    Use lo que parece veneno como medicina. Use su propio sufrimiento personal como camino de compasión hacia todos los seres.

  • Añado la explicacion de la practica tonglen por Pema chodron

    http://shambhala.cl/2010/02/28/la-practica-de-tonglen-por-pema-chod...

    La práctica de Tonglen es un método para conectarse con el sufrimiento -el nuestro y el de todo lo que nos rodea- dondequiera que vayamos. Es un método para superar el miedo al sufrimiento y para disolver la dureza de nuestro corazón. Principalmente es un método para despertar la compasión que es inherente a todos nosotros, sin importar cuán cruel o fríos podamos parecer.

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