Publicado por David Brazier el 21 de abril de 2017 en “Questions in the Sand”
PREGUNTA: ¿Puedes explicar la “Naturaleza de Buda”?
RESPUESTA CORTA: La naturaleza del Buda es la “no naturaleza”
RESPUESTA MÁS LARGA: La naturaleza del Buda no es ninguna. Cada autor utiliza el concepto de forma diferente, de manera que, para aclararlo, es necesario señalar a qué concepto de la naturaleza del Buda nos referimos. Así, por ejemplo, existe una idea común de que la naturaleza del Buda es, de algún modo, el corazón o la esencia de la persona, una especie de alma. Esta es una idea que ha contaminado el budismo de vez en cuando, pero que no está en consonancia con los principios budistas del “no yo”, la originación dependiente, y el vacío, que son fundamentales en las enseñanzas de Shakyamuni. Tiene más que ver con una idea hindú o incluso de la psicología humanista. Un buda no tiene una naturaleza fija. Un buda simplemente tiene una ausencia de malicia. Sin embargo, en la presentación del budismo a lo largo de la historia, el hecho de que las personas busquen y se aferren a formas “positivas” de la expresión del Dharma ha constituido un problema, lo cual, a su vez, ha llevado a acuñar muchas formas de upaya (medios hábiles). Así, la idea de la naturaleza búdica no se conecta con Shakyamuni, sino que parece haber sido inventada a partir de la dialéctica entre el budismo y otras religiones. Hoy en día, en Occidente, es una idea popular porque las ideas del alma están profundamente arraigadas en la cultura occidental y, aunque la gente puede pensar que ha rechazado las ideas teístas, las reinventa. Entonces el alma se convierte en tendencia de “realización personal” y, del mismo modo, la naturaleza de Buda puede fácilmente meterse en el mismo saco
De vez en cuando aparecen grandes maestros – como Nagarjuna- que se encargan de desmantelar todas estas interpretaciones. Sin embargo, mientras tanto, no son del todo malas si resultan útiles, simplemente es algo que ha de dejarse atrás algún día
Por tanto, la idea de que pueda haber algo dentro de uno mismo llamado “naturaleza de Buda” no es budista. Sin duda Nagarjuna habría afirmado que si existe alguna entidad de este tipo entonces ésta actúa o no actúa. Si actúa(es decir, si es el “hacedor” de nuestras buenas obras) entonces no puede ser eterno y debe estar sujeto al cambio, y si no actúa, entonces no resulta relevante para la vida y la existencia y, de este modo, es una idea sin sentido. En realidad ninguna de estas opciones puede pasar por ser nuestra verdadera naturaleza . No hay ningún agente “interior” especial, que sea responsable de nuestras acciones buenas y sabias, más que hay un demonio interno que lo sea de aquellas que son malas y estúpidas. Podemos decir, así por encima, y de un modo coloquial, que una persona es mitad ángel y mitad demonio. Y mientras tomemos estas expresiones de manera ligera y poética tendrán sentido, pero si tratamos de materializarlas en una anatomía espiritual de la persona, nos perderemos. El budismo se opone a esa clase de materialización en todas sus variedades
Todo esto ha creado un montón de controversia en Japón con lo que se ha venido a llamar la “controversia del budismo crítico”. Podemos encontrar excelente información de ello en el libro “Pruning the Bodhi Tree” de Hubbard y Swanson (“Poda del Arbol Bodhi). También en mi libro “The New Buddhism” (El Nuevo Budismo) aparece una pequeña explicación al respecto.
Por ejemplo, a veces se piensa que la creencia en la naturaleza del Buda hará de la gente mejores personas y, en la medida que es simplemente una expresión para ver lo mejor en los demás, hay mucho que decir sobre ella.
Sin embargo, también se ha señalado que la lógica más profunda de la idea de que hay un núcleo indestructible de bondad en las personas conduce a la conclusión de que no importa lo mal que los trates, porque, en cualquier caso, nunca vas a destruir su núcleo, por lo que no importa. Esta idea se halla muy desarrollada en el Baghavad Gita y precisamente eran ideas de este tipo contra las que predicaba Shakyamuni. Los budistas críticos en Japón argumentan que esta línea de pensamiento está detrás de muchas formas de discriminación social en el budismo sectario japonés. No hace falta desarrollar cada detalle – es suficiente observar que las ideas pueden tener dos sentidos.
También puede haber una sutil arrogancia en la idea de pensar que uno “tiene” la naturaleza de Buda. Espiritualmente resulta mucho más seguro mantener el enfoque en nuestra avidya, nuestra ceguera y en nuestros defectos. Es posible que yo no tenga una naturaleza interior perfecta ¿Y qué? Tal vez tenga una naturaleza que comete errores, que hiere a la gente, que es vulnerable - por lo que hay mucho que hacer y constituye un motivo para desarrollar un sentimiento de simpatía hacia los demás. Si una persona realmente tiene una naturaleza búdica entonces es probable que esa persona no sea especialmente- o en absoluto- consciente de ello. Otros podrían advertirlo en ella, pero incluso si un observador se lo dice así a la persona, es probable que la persona en cuestión dijese: “Oh no, no, yo soy solo un necio más “
Así, en Tierra Pura, el énfasis se pone en nuestra naturaleza bombu. Esta es la raíz de la compasión, la modestia y la gratitud. Es también el fundamento de la fe. Si uno ya fuera de la naturaleza del Buda, entonces qué necesidad tendría de la ayuda de los Budas- pues ya tendría todo lo que necesita. Solo cuando y en el momento que reconozco mi naturaleza bombu me abro a la posibilidad de ser ayudado, de recibir una gracia que me pueda llevar más allá de mi sufrimiento kármico
Paradójicamente, al hacer tal acto de humilde fe, inmediatamente participo de cierta manera de la libertad y el vacío de los Tathagatas, ya que hacerlo implica soltar todo aquello a lo que antes me había aferrado como mi naturaleza, y así son los Budas, sin naturaleza fija, sólo dispuestos a ser lo que se necesite, recibiendo con agradecimiento lo que venga.
Otra ligera, aunque relevante, tangente a esta línea de pensamiento es la cuestión de la conciencia. Como señalábamos, la persona “búdica” no es consciente de ser “como el Buda”. Por lo general los santos son personas humildes, más conscientes de sus pecados que de sus virtudes. La idea común de que el despertar espiritual es un acto de ser consciente de la propia naturaleza de Buda está, por tanto, bastante desencaminada.
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