Podcast de Amida Shu 91: 4 de octubre de 2020: traducido por Nando Maril

Creo que fue C. G. Jung quien acuñó el término "Crisis de la mediana edad". En su sistema teórico, propuso la idea de los tipos psicológicos. Jung desarrolló una tipología de personalidades o funciones psicológicas, que estaba basada en cuatro estilos diferentes. Tal vez recuerdes que el Sensei Joshin Althouse nos dio una charla recientemente sobre un sistema Budista que se basa en una tipología de cinco estilos diferentes. Los detalles descriptivos de cada estilo y cómo se diferencian entre ellos no son el punto crucial. Lo útil es la idea subyacente.

Jung razonó que a medida que atravesamos la adolescencia y entramos en la vida adulta, tenemos que desarrollar una forma de lidiar con las dificultades, la condicionalidad del mundo que nos rodea. Desarrollamos un estilo que funciona. Algunas personas tienen un estilo más intelectual, otras más emocional, otras más orientado a “hacer el trabajo”, otras más social y de buena presencia. Hay diferentes formas de progresar en el mundo.

Cada estilo implica desarrollar algún aspecto del talento natural de uno. Debido a que básicamente somos una especie de criaturas un poco perezosas, cuando hemos encontrado una forma que funciona, no nos preocupamos mucho por las otras facultades de las que hacemos menos uso. Si puedes sobrevivir siendo sociable, ¿por qué trabajar duro? Si puedes arreglártelas con buenas ideas, ¿por qué desarrollar tus emociones?, y así sucesivamente.

Entonces, esto significa que a menudo llegamos a una etapa en la mitad de la vida, en la que hemos tenido un éxito razonable, nos hemos adaptado al mundo social, pero grandes porciones de nosotros mismos permanecen sin desarrollar. La persona muy emocional quizás no haya desarrollado su facultad intelectual; la persona que es muy activa, hace las cosas, pero puede que no haya desarrollado tan bien sus habilidades sociales, etc.

Y Jung sintió que esto significaba que las (la forma en que lo expresó era que las) facultades no desarrolladas habían sido empujadas a la sombra. Habían entrado en la parte inconsciente de la personalidad.

Sin embargo, cuando uno llega a cierta edad, se da cuenta y comienza a ser más apremiante, que la vida no es para siempre, que solo queda una cantidad limitada de tiempo. Siendo este el caso, las partes de la personalidad que, por así decirlo, se han hechado a un lado o cedido para permitir que otras partes de la personalidad brillen, comienzan a agitarse. Empiezan a decir: —¿Cuándo es nuestro turno? ¿Cuándo llegará nuestra oportunidad?

Y así, a menudo en torno al punto medio de la vida, hay algún tipo de revolución en la personalidad. Las partes de la sombra se autoafirman, pasan a primer plano y, de repente, las cosas que antes parecían obvias ya no lo son. La personalidad cambia, hay algún tipo de cambio. Todo esto es un esfuerzo de la personalidad para alcanzar su máximo desarrollo, de la psique para alcanzar un estado completo, que Jung llamó Individuación y que los Budistas podrían llamar Completar el Mandala, o algo por el estilo.

La crisis de la mediana edad. El momento en que nuestro lado que ha permanecido relativamente dormido pasa a primer plano y se hacen posibles nuevas cosas, nuevas constelaciones, nuevas acciones, nuevas formas.

¡Un momento interesante! A veces, el hombre de negocios lo tira todo y va a Tahití y comienza a pintar cuadros. Pues bien, esa es la crisis de la mediana edad.

Namo Amida Bu
Muchas gracias
Dharmavidya

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