Ofreciendo el corazón ~ Podcast número 47 en español

Podcast de Amida Shu 47: 8 de julio de 2020: traducido por Nando Maril

En algunas de las reuniones de zoom de este fin de semana hemos estado discutiendo la relación entre, o el equilibrio, o cómo manejas las emociones fuertes contra el principio Budista de ecuanimidad. Este es un tipo de desafío al que nos enfrentamos de vez en cuando.

En general, estuvimos de acuerdo en que, cuando las emociones son relativamente pequeñas (el tipo de emociones cotidianas, podría decirse), entonces los métodos que aprendemos, o los que podríamos llamar métodos de poder propio, para desarrollar la conciencia, obteniendo cierto grado de distancia de lo que está sucediendo, poniendo las cosas en perspectiva... estos métodos te permiten recuperar el equilibrio y volver a estar de nuevo a cargo de la situación.

Pero las emociones realmente fuertes no parecen responder muy bien a este tipo de enfoque. No parece ser suficiente. Cuando digo emociones fuertes, me refiero a la rabia, al terror, al duelo... estos son los grandes.

Tal vez alguien te esté haciendo la vida realmente miserable y debido a eso estás fuera de ti por la ira. Ha estado sucediendo y sucediendo y sucediendo y sucediendo y la emoción crece como un gran fuego.

O tal vez, lo que están haciendo, en realidad se está volviendo profundamente amenazador y, en lugar del fuego, sientes una especie de terror helado por lo que podría suceder a continuación.

O tal vez te enamores de alguien. Al principio fue solo una aventura casual, pero luego, poco a poco, sin que te des cuenta, empezaste a enamorarte cada vez más profundamente de esta persona y estás pasando un momento maravilloso y justo cuando empiezas a soñar en una felicidad futura juntos, la otra persona te dice que no siente lo mismo y que va a empezar a salir con otra persona. Y de repente, te sumerges en este pozo de dolor.

Por tanto, estas son las emociones fuertes. ¿Qué hacer con esa situación?

En Tierrapura, lo que diríamos es: ofrece tu corazón a Amida. Entonces, en tu práctica: Amida, hoy te ofrezco mi corazón. Está en baja forma en este momento, está abarasado, o está temblando de miedo terrible o, quizás, hoy mi corazón está terriblemente apesadumbrado porque estoy lleno de dolor. Pero te lo ofrezco. Esto es todo lo que tengo. Esto es todo lo que tengo en este momento, estoy inundado de esto. No puedo controlarlo.

Entonces, se lo ofrezco a Amida, y cuando lo ofrezco tengo la sensación de que Amida sabe qué hacer con él, que Amida lo recibe amablemente y Amida tiene un lugar para ello en el esquema mayor de las cosas. No pretendo entender este esquema por mi mismo. No sé. Estoy en la ignorancia. Soy un ser ignorante. Pero lo ofrezco. Esto no quita el dolor, pero lo pone en algún tipo de perspectiva, y me da un sentido renovado tanto de la fe como de la humildad. Fe en el sentido de que confío cuando doy, y humildad en el sentido de que esto demuestra lo ignorante que soy, que no he podido tener el control. Estoy a merced de estas ondas que pasan y tengo que confiar en algo más grande que yo. Ese algo más grande es Namo Amida Bu.

Namo Amida Bu 

Muchas gracias

Dharmavidya

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