Podcast GS40: 14 de julio de 2021: traducido por Nando Maril

El envejecimiento, la enfermedad y la muerte son inevitables y todos nuestros intentos por evitar esta realidad son medidas temporales que envejecerán, se deteriorarán y fracasarán. Todos nuestros proyectos tienen su final. ¿No deberíamos estar deprimidos? ¿No deberíamos desesperarnos? ¿Nuestras sonrisas felices no son una simple fachada cosmética?

Sin embargo, al mismo tiempo, tenemos intuiciones de permanencia, inmortalidad, amor incondicional, infinidad, libertad. Adoramos la belleza, la verdad y el amor. Hacemos arte y ciencia. Nos esforzamos por lograr el bienestar en muchos niveles: bienestar sensual, bienestar mental, bienestar espiritual, incluso más allá de eso.

Todo es así: ambos aspectos. La experiencia de la vida es una profunda ambivalencia. El amor y el odio son insaciables, infinitamente proteicos, aparecen de esta manera, de esa manera…

¿Es posible tener un Budismo que abrace esta realidad en lugar de uno que siga y siga idealizando? Pero, ¿no es ese Budismo el que vio Buda? Pero, por supuesto, luego se dio cuenta de que casi nadie más lo comprendería. Abrazar tal Budismo es mantener viva la intuición trascendente mientras se enfrenta con sinceridad la frágil realidad de la vida, del daño, la envidia, la tristeza, la alegría, la ambición, la esperanza, la decepción, la ira, la repulsión, el letargo, la preocupación, el orgullo, dolor... todo eso junto a los episodios espasmódicos de júbilo, alegría e incluso paz, que se suceden como una flotilla de barcos de papel en un torrente.

Debido a reflexiones como esta, me inclino a rechazar muchas de las cómodas ideas como ‘naturaleza de Buda’, ‘interdependencia’, ‘autocompasión’, ‘momentismo presente’ que abundan en el Budismo contemporáneo, pero que parecen diseñadas solamente para tranquilizarnos con la aburrida autocomplacencia en la que “todo está bien en el mundo, de verdad”; y, junto con esto, tiendo a alejarme de las filosofías de la autoperfectibilidad, las ideas utópicas de nivelar la sociedad, los intentos de arreglar el sistema para que todo salga automáticamente bien. ¡No sucederá! Tales esfuerzos son contraproducentes.

Entonces, ¿el Budismo se trata de eliminar la codicia, el odio y la ilusión? ¿O se trata de vivir con ellos de una manera más madura? ¿Se trata de ser secular y utilitario o se trata de mantener viva la visión ideal mientras se enfrentan las realidades, realidades que se diferencian tanto entre ellas como los peces y las aves?

Tomar el camino de admitir profundamente la naturaleza bombu propia, tanto en sus manifestaciones superficiales a menudo inquietantes como también en sus complejidades estigias sin fondo, ciertamente no es una opción fácil, pero ¿hay algo más que realmente valga la pena? Hay codicia, hay odio, hay engaño. Yo los tengo todos. El camino no se trata de liberarse de, se trata de ahondar en. Profundizar en las guaridas de la serpiente Naga. Como dice el sutra: “Reverencia a la serpiente Naga. No dañes a la serpiente Nāga. Esta es una consigna que vale la pena tener a mano. Y mientras lo haces: Namo Amida Bu.

Namo Amida Bu
Muchas gracias
Dharmavidya

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