Genjō Kōan
Eihei Dōgen
La aparición del Tao de Buda
Traducción al español, por Nando Maril, de la versión inglesa que aparece en The Dark Side of the Mirror / Forgetting the self in Dogen's Genjō Kōan, Brazier, David 2019. Cambridge: Windhorse Publications.
1. Nacimiento y muerte, práctica y vida diaria, engaño e iluminación, seres ordinarios y todos los Budas; tal es el Dharma de Buda en cuanto a todos los Dharmas.
2. Como la miríada de Dharmas son distintos al yo, cuando uno está en medio, no hay creación ni destrucción, ni seres sintientes y todos los Budas, ni engaño e iluminación.
3. De la abundancia y la escasez surge el Tao original de Buda, y para esto hay hacer y destruir, engaño e iluminación, y hay Budas vivientes.
4. Así es y, sin embargo, la flor se cae agridulce y la mala hierba se propaga en medio de una triste resignación.
5. ¡Qué engaño pensar que uno mismo es el maestro de una miríada de Dharmas! Cuando surgen miríadas de Dharmas para entrenar e iluminar el yo, eso es iluminación.
6. Todos los Budas están ocupados iluminando enormemente el engaño.
7. Aquellos que están muy engañados acerca de la iluminación son seres ordinarios.
8. De modo que las personas que están iluminadas están siendo iluminadas continuamente en la iluminación.
9. Aquellos en medio del engaño se engañan más.
10. Cuando Todos los Budas son realmente Todos los Budas, el yo no necesita conocer a Todos los Budas.
11. Por lo tanto, podemos decir que los Budas iluminados continúan iluminando Budas.
12. Aunque uno pueda comprender profundamente las formas del cuerpo y la mente, aunque uno pueda comprender profundamente lo que el cuerpo y la mente están diciendo, esto aún no es como un reflejo en un espejo, ni como la luna en el agua, que solo aparece en un lado cuando el otro lado está oscuro.
13. Comprender lo que llamamos Tao de Buda significa comprender el yo.
14. Comprender el yo es olvidarse del yo.
15. Olvidarse de uno mismo es confirmado por la miríada de Dharmas.
16. Al ser confirmado por una miríada de Dharmas, el cuerpo y la mente, e incluso el cuerpo y la mente de los demás, se desprenden.
17. Esta parada es la traza de la iluminación, la evidencia de la iluminación.
18. Este ‘parar’, la traza de la iluminación, es lo que hace que uno salga adelante para siempre.
19. Si, cuando un principiante busca el Dharma, se coloca a sí mismo tan lejos y en ninguna parte cerca del borde del Dharma,
20. entonces, cuando se le transmite correctamente el Dharma, pronto estará desempeñando su parte de forma natural.
21. Cuando una persona va en bote, si vuelve la mirada hacia la orilla, piensa erróneamente que la orilla se está moviendo.
22. Si observa el barco de cerca, verá que es el barco el que avanza.
23. Si tratamos de discernir la miríada de Dharmas desde la perspectiva de nuestra confusa idea sobre el cuerpo y la mente, cometemos el error de pensar que es nuestra mente y nuestra propia naturaleza las que son permanentes.
24. Sin embargo, si volvemos a estudiar los actos de nuestra propia vida diaria (an ri) íntimamente, veremos que la miríada de Dharmas en sí mismos no están allí.
25. Entonces el Tao y su ejecución adecuada (Li) se harán claros.
26. La leña se convierte en ceniza.
27. No puede convertirse en leña otra vez.
28. Sin embargo, no deberíamos verlo como ceniza después y leña antes.
29. Deberíamos entender la situación de la leña en el Dharma: tiene un antes y un después, el antes y el después existen, pero está separada de ellos.
30. En cuanto a la situación de la ceniza en el Dharma, tiene un antes y un después.
31. La leña se ha convertido completamente en ceniza y no puede volver a ser leña.
32. Después de que la persona muere, no vuelve a vivir.
33. Entonces, la enseñanza Budista definitiva no es decir que la vida se convierte en muerte, sino más bien decir ‘no aparición’ o ‘no nacimiento’ (fu sho).
34. La muerte no puede convertirse en vida.
35. La transmisión definitiva de la Rueda del Dharma es decir que esto es ‘no desaparición’ (fu metsu).
36. La vida es una situación en el tiempo y la muerte también es una situación en el tiempo, al igual que, por ejemplo, el invierno y la primavera. No pienses que el invierno se convierte en primavera. No digas que la primavera se convierte en verano.
37. El satori de una persona es como la luna que se aloja en el agua: la luna no se moja y el agua no es rota, pero es como una vasta luz (toda la luna y el firmamento) que se aloja en la más ínfima cantidad de agua, incluso en una gota de rocío sobre una brizna de hierba.
38. Así como la luna no perfora el agua, el satori no rompe a la persona.
39. Así como el cielo y la luna no son un obstáculo en la gota de rocío, el satori de una persona no es un impedimento.
40. En cuanto a la profundidad (de la iluminación), medirá como la altura (del Dharma / luna).
41. Ya sea durante una hora o un momento, mira de cerca y verás, en aguas extensas o minúsculas, la escala completa del cielo y la luna.
42. Cuando el Dharma aún no está en cuerpo y mente, cuando la práctica no es completamente rigurosa, uno piensa que ya está suficientemente en el Dharma.
43. Sin embargo, cuando el Dharma está en cuerpo y mente completa y suficientemente, uno siente una sensación de carencia.
44. Por ejemplo, si estás en un bote en el que no se ve tierra y miras en las cuatro direcciones, solo ves un círculo, pero el hecho es que no estás viendo lo que realmente está allí: este gran mar no es un círculo, ni un cuadrado, las virtudes del océano son inexpresables.
45. De acuerdo con el alcance del ojo, es como un palacio, como un collar de joyas, o nada en absoluto.
46. Por ahora, uno sólo ve un círculo.
47. La miríada de Dharmas también son así.
48. Condicionados por el mundo terrenal, o por ideales, hacemos asunciones, pero solo aprehendemos lo que cae dentro de la capacidad de nuestro ojo.
49. Para entender la miríada de Dharmas en sus propios términos, tenemos que hacer más que solo ver cuadrados y círculos.
50. Los méritos del océano y los méritos de las montañas son inagotables, por no hablar de los de los incomparables dominios de las cuatro direcciones.
51. Uno debería saber que es así aquí mismo, incluso en una sola gota.
52. Los peces nadan en el agua, pero por muy lejos que vayan, el agua no tiene fin.
53. Los pájaros vuelan en el cielo, pero por muy lejos que vayan, el cielo no tiene fin.
54. Sin embargo, los peces y los pájaros, ahora, como antaño, nunca se liberan del agua o del cielo; simplemente hacen un gran o escaso uso de él según sus necesidades, por lo que no existe tal cosa como usar todos los rincones o explorar cada resquicio.
55. Si un pájaro abandona el cielo, muere enseguida.
56. Si un pez sale del agua, muere enseguida.
57. Si eres un pez, investiga el agua.
Si eres un pájaro investiga el cielo.
58. Cuando eres un pájaro, tienes que ser un pájaro.
Cuando eres un pez, tienes que ser un pez.
59. Los pájaros viven la vida del cielo (vacuidad - ku).
Los peces viven la vida del agua.
60. Pero entonces ir más allá es una práctica de iluminación y es el camino del viejo sabio viviente.
61. Entonces, investiga a fondo el agua y, más tarde, estarás investigando el cielo.
62. Si el pez o el pájaro intenta pasar al otro dominio, no puede hacerlo.
63. El lugar se alcanza cuando el hacer de la actividad diaria (an ri) es genjō kōan.
Cuando la actividad diaria es genjō kōan, se alcanza el Camino.
64. Esta Vía, este lugar, no es una cuestión de grandeza ni pequeñez, no se trata de uno mismo (ji) y otro (ta). Precede al ‘no es’ en el ‘es’.
65. Por lo tanto, no está en el ahora manifiesto, sin embargo, lo está.
66. Aquí, en esta forma de penetrar e impregnarse, uno no puede conocer alguna ventaja cognoscible, no puede obtener la máxima habilidad del Dharma de Buda
67. excepto viviendo la misma vida y practicando la misma práctica, simplemente tal como son.
68. Uno no debería esperar tener un conocimiento intelectual de sus propios logros. A pesar de que la evidencia de la iluminación es inmediatamente aparente al ojo, la mente no conoce necesariamente los secretos del corazón.
69. El maestro zen Baoji estaba usando un abanico.
70. Un monje que pasaba se acercó y preguntó: “La naturaleza del viento (Fū shō) es que siempre permanece (Jō jū). No hay lugar que la naturaleza siempre permanente del viento no abarque. ¿A qué se aferra el sacerdote, que necesita usar un abanico?
71. El maestro respondió, “Aunque sabes que la naturaleza del viento es permanecer siempre (fū shō jō jū) y no hay ningún lugar al que no llegue, no conoces como actua la Vía (Tao-Li)".
72. El monje dijo, "¿Cómo es posible que [sabiendo que] 'no habiendo ningún lugar al que no llegue' no conozcas como actúa la Vía (Tao-Li)?".
73. El maestro simplemente siguió usando el abanico.
74. El monje hizo una reverencia.
75. La prueba del Dharma de Buda, el camino viviente de la transmisión correcta, es así.
76. En cuanto a la idea de no utilizar un abanico ya que el viento ‘siempre permanece’, no comprende ‘siempre permanece’ ni la ‘naturaleza del viento’.
77. ‘La naturaleza del viento siempre permanece’ (fū shō jō jū) significa que la brisa que sopla desde la Casa de Buda produce una edad de oro en la tierra y madura la ambrosía en el cielo.
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