Podcast GS19: 3 de marzo de 2021: traducido por Nando Maril
En las escuelas tibetanas de Budismo, a un maestro se le llama ‘lama’. En la palabra ‘lama’, la significa "alto" o "mejor", y ma, como en muchos idiomas, significa "madre". Por consiguiente, el lama es la "mejor madre", y esta idea de que el maestro (idealmente incluso el Buda) es como una madre, está muy extendida en el Budismo. La compasión de los Budas es como el sentimiento de una madre por un hijo.
Recuerdo que cuando era niño mis padres me llevaron a vivir a Chipre. Yo era hijo único y mi madre estaba sola conmigo ya que no había muchos otros ingleses; y cuando solo tenía tres años, mi madre decidió que sería una buena idea que asistiera a la escuela del convento local; y aparentemente (no tengo un recuerdo directo de esto) ella me llevó a la escuela y se quedó allí hablando con la monja que me llevaría al edificio. Me entregó a la monja, la hermana Kevin, y rompí a llorar amargamente, pero mi madre se armó de valor y se alejó, se paró detrás de un seto cercano y miró desde la distancia; aparentemente, tan pronto como ella se perdió de vista, mis lágrimas se detuvieron y me interesé en lo que era este nuevo mundo, en el que estaba entrando ahora y la hermana Kevin me tomó de la mano y me llevó al interior del edificio, y yo estaba bien. Mi madre, por supuesto, se sintió muy aliviada al ver que todo iba bien.
Por supuesto, este es un sentimiento común y una dificultad que uno encuentra. La madre siente una gran ternura por el niño, y cuando el niño llora y está angustiado, la madre solo quiere consolar al niño, pero al mismo tiempo, la madre sabe que a veces puede ser mejor armarse de valor y dejar que el niño salga al mundo sin ser demasiado protectora.
Esto es lo mismo en la relación de un maestro espiritual con el discípulo. El maestro quiere proteger y nutrir al discípulo, pero también sabe que para que el discípulo crezca, a veces tiene que enfrentar estas situaciones, donde hay peligro o un desafío, o hay una dificultad y tienes que armarte de valor y manejar las emociones que surgen.
Entonces, esta es la postura del lama como la mejor madre. La mejor madre no es la que necesariamente cede siempre a la emoción del niño. Por supuesto, las condiciones en las que surge la emoción pueden cambiar rápidamente como lo hicieron conmigo: en cuanto mi madre se perdió de vista, una mentalidad completamente diferente se apoderó de mí y ahora estaba explorando un mundo nuevo.
Todos esperamos que aquellos de quienes somos responsables exploren nuevos mundos, que crezcan, se desarrollen y acepten nuevas cosas. En nuestra ‘Sangha Global‘ vemos personas asumiendo responsabilidades, organizando cosas, avanzando, resolviendo las dificultades que surgen. Esto es algo maravilloso. Todos nos preocupamos profundamente unos por otros, como madres por sus hijos.
Namo Amida Bu
Muchas gracias
Dharmavidya
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