Podcast GS24: 31 de marzo de 2021: traducido por Nando Maril
En uno de nuestros servicios, encontramos las palabras: “Hay seres con poco polvo en los ojos, que se están consumiendo por no escuchar el Dharma. Habrá quienes lo entenderán". Y, por supuesto, cuando escuchamos estas palabras, probablemente algunos de nosotros pensamos: "Espero ser uno de los que solo tiene un poco de polvo en los ojos, espero ser yo el que entienda". Pero, por supuesto, si miramos con más sensatez, probablemente nos demos cuenta de que no solo tenemos polvo, sino una gran cantidad de arcilla, que vivimos en el mundo del engaño.
No muchos de nosotros estamos dispuestos a renunciar a todo por el Dharma, a renunciar a casa y hogar, familia, hijos, pareja, dinero, trabajo, posesiones, todo. El Buda llamó a algunas personas a una vida así. Fueron llamados bhikkhus. Aceptaron ese lote, aceptaron esa parte. La palabra bhikkhu significa algo así como ‘alguien que acepta su parte’. En consecuencia, iban, suplicaban y la gente les daba. Aceptaban lo que les daban. Si nadie ponía nada en tu plato, bueno, ese día pasabas hambre. Esa es una forma de abordar el Dharma: renunciar a todo en sentido físico. Se llama ‘ser monje de cuerpo’. —¿Eres un monje de cuerpo o un monje de mente? —preguntó uno de los grandes maestros a su discípulo.
Bueno, nosotros, la gente moderna, la mayoría de las veces no estamos dispuestos a renunciar a tanto. Todavía estamos apegados a muchas, muchas cosas y vivimos en este mundo de condiciones. Por tanto, necesitamos un Dharma que se adapte a esto, a lo que podríamos llamar la vida ordinaria. Podríamos renunciar a algunas cosas, podríamos vivir una vida más simple, podríamos no tener un televisor, por ejemplo, pero todavía vivimos básicamente en el mundo de las ganancias y las pérdidas, y todos esos altibajos que constituyen la vida ordinaria.
Entonces, cuando vivimos este tipo de vida, no tiene mucho sentido pretender que uno está viviendo en un monasterio. Probablemente sea una molestia para las personas que te rodean. Si tratas de vivir una disciplina monástica mientras tienes un trabajo de 9 a 5 (o en estos días probablemente un trabajo de 8 a 7) y haces todo tipo de cosas como llevar a los adolescentes en el coche a sus 101 eventos diferentes y así sucesivamente, no es práctico. Por esta razón, el camino de Tierrapura, en el que uno se toma en serio la fe en la gracia de ayuda de los Budas, se adapta extremadamente bien a una vida limitada por las circunstancias. El método Tierrapura fue creado para las personas que vivían en una sociedad feudal, que no tenían ninguna opción. No tenían la opción de renunciar a todo. No estaba permitido. Habrían perdido la cabeza, en un sentido muy literal, si lo hubieran intentado.
Por consiguiente, el camino de la fe es un camino en el que reina una simplicidad diferente. Una sencillez de la mente. Una simplicidad que atraviesa las complejas y estresantes dificultades de la frenética carrera sin sentido moderna. Si uno puede mantener este tipo de fe en medio de todas las complicaciones que uno encuentra en un día ordinario, con facturas que pagar, compras que hacer, comidas que preparar, niños que cuidar, trabajos que hacer... (a través de todo esto uno puede mantener la fe) el nembutsu puede estar allí en cualquier momento, incluso si uno está sentado en una oficina o trabajando en una fábrica o conduciendo un automóvil; lo que sea, el nembutsu puede estar a nuestro lado. Esto es shinjin. Los caracteres chinos de shinjin muestran a una persona de pie junto a una palabra.
信 = 人 + 言
Esas palabras son Namo Amida Bu.
Muchas gracias
Namo Amida Bu
Dharmavidya
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