Podcast GS51: 28 de septiembre de 2021: traducido por Nando Maril
En la tradición budista coreana hay un texto llamado Tratado sobre el Samādhi de las focas oceánicas. Fue compuesto por un maestro llamado Myonghyo. El texto es extremadamente complicado y abarca una gran cantidad de doctrinas budistas diferentes, aunque a través de todo él hay un principio muy simple: el principio de ’la gran mente’ o, podríamos decir, ‘el gran corazón’.
El océano es un símbolo de ‘la gran mente’ o del ‘gran corazón’; y es una metáfora adecuada por su inmensidad, por su capacidad, porque puede contener tantas corrientes diferentes que discurren en diferentes direcciones, tantas formas de vida. Porque tiene una gran profundidad y una espesura misteriosa. Todo esto es como la naturaleza de la mente, la mente es así. El Dharma de Buda también es así. Por tanto, el océano samādhi es simplemente el estado de nirodha.
Un pasaje del tratado dice: “En el cuerpo quíntuple de una persona surge un gran y alto sentido del yo. Intenta medir todo el espacio vacío con una pulgada cuadrada de pensamiento. Es como un niño tratando de achicar el océano con un cazo diciendo: –¡Estoy midiendo todo el gran océano yo solo! –. Los seres vivos, con visiones limitadas para pesar y medir el Dharma de Buda, también son así. Si no abandonas y destruyes el orgullo por tu yo y no te arrepientes con tu mente original, será difícil aprender".
Esta es una imagen inspiradora de que la mente es naturalmente como el gran océano, lo que significa que podemos tener una mente así si simplemente somos naturales.
Entonces, aunque el texto abarca todas las virtudes budistas, no hay en absoluto una misión moralista. No se trata de reducir todo a un conjunto de reglas y principios y luego ajustarse estrictamente a estos. Una persona que tiene una mente tan despierta, probablemente será virtuosa, generosa y amable y tendrá todas estas cualidades que tanto admiramos, pero estas no vendrán por mantenerse en una especie de camisa de fuerza. La verdadera virtud fluye de la mente océano.
Por tanto, estamos hablando de ser de mente amplia, de tener un gran corazón, de ser capaz de tomar todo lo que viene como y por lo que es. Todo tiene su lugar. En la ‘gran mente’ de Buda todo tiene su lugar. Por esta razón podemos hacer nuestro ejercicio Chi Quan y ofrecer todo lo que hemos encontrado en nosotros mismos sabiendo que el Buda lo recibirá felizmente, que en la ‘mente oceáno’ de Buda habrá un lugar adecuado.
Todo tiene sus razones y, cuando nos establecemos en el Dharma, tenemos la fe de que esto es así. No sabemos necesariamente el propósito de cada cosa que sucede, no entendemos necesariamente todo con claridad, porque nuestro entendimiento es como ese cazo del niño al lado del océano. Podemos sacar un poco y podemos aprender algunas cosas: podemos decir que el océano sabe a sal y así sucesivamente, pero la cantidad que no conocemos es enorme en comparación con la que conocemos. Entonces, lo que podemos tener es una gran fe, una fe en la ‘mente oceano’; y cuando tenemos esa fe, entonces tenemos el samādhi, y cuando tenemos el samādhi, entonces tenemos nirodha, y cuando tenemos nirodha, entonces el duḥkha de esta vida se transforma naturalmente en el sendero óctuple de Buda.
Namo Amida Bu
Muchas gracias
Dharmavidya
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