Podcast GS34: 17 de mayo de 2021: traducido por Nando Maril
Me he acercado a la muerte en varias ocasiones y crucé el umbral un par de veces. La muerte. La muerte no es la enemiga. La muerte no es una enemiga, es una amiga. Es algo que esperar. Esta actitud es el verdadero espíritu del Budismo. Nace de la experiencia, o puede transmitirse de aquellos que saben. El único gran momento es el momento de la transición a la muerte. Esto es irrepetible, es algo bastante diferente al resto de la vida.
Entonces, la muerte es algo que hay que mantener cerca. Tenla a mano como una buena amiga. La persona que mantiene la muerte al alcance de la mano, en forma de aprecio reverente, simplemente no puede tomarse las vicisitudes de este mundo como si tuvieran un significado fundamental.
Así pensaréis en todo este mundo fugaz:
Una estrella al alba, una burbuja en un arroyo,
Un fantasma, un sueño,
como dice el sutra del diamante.
Por supuesto, hay dukkha: los grupos se rompen, los seres queridos se pierden, hay conflictos, hay fracasos, hay complicaciones. Por supuesto, se pueden reducir un poco las complicaciones, se puede elegir una vida más simple (esto es lo que llamamos renuncia y tiene su propia dicha) pero la dicha más pura proviene de la comprensión de la naturaleza de la impermanencia, el conocimiento de que la muerte es una amiga. Si la muerte es tu amiga, entonces puedes ser amigo [o amiga] de otras personas en esta vida, puesto que todos vamos hacia el mismo punto. Y el practicante de Tierrapura se da cuenta de como ese punto es la luz de Amida. Puede que tengamos conflictos o problemas, pero no debemos tomarlos demasiado en serio. Son solo olas en la superficie que chocan durante un corto tiempo. Nuestras conexiones y diferencias en esta vida son solo preliminares. Cuando veneramos a la muerte, vemos que toda esta telenovela no es realmente tan importante.
Si estás con una persona moribunda, no es tu papel ayudarla. Cuando tienes la actitud de “voy a ayudar a esta pobre persona que está muriendo”, es un error porque conlleva e implica una denigración de la muerte y de su cualidad sagrada.
El momento de estar con una persona moribunda es un momento de compañerismo con alguien que está más cerca de la ‘gran hora’ que uno mismo. Este es un momento para la humildad. Una persona moribunda es sagrada.
La gente dice que la muerte es natural pero, ya sabes, en un sentido importante, la muerte es sobrenatural. Es más que lo ordinario. La muerte va más allá de lo natural. Cuando se está cerca de la muerte (ya sea tu propia muerte o la muerte de alguien más), se está más cerca de lo sagrado, más cerca de lo que te lleva más allá de todo lo meramente natural. La muerte es una joya preciosa. ¡Aquí es donde dejas tu cuerpo y tu mente atrás! La práctica es estar muerto antes de morir. Si podemos afrontar todas las circunstancias de la vida con este espíritu, todo se vuelve sagrado. El resplandor de la ‘luz ilimitada’ más allá de la muerte se esconde tras el espesor de un simple pañuelo de papel. La cercanía de la muerte hace que ese pañuelo sea translúcido y la luz inunde este mundo.
En fin, reverencia a los que están muriendo y también a los que ya fallecieron. Son ellos quienes nos ayudan. Están en contacto con la ‘luz infinita’. Amida les tiene en la mano. Podemos pedirles ayuda o consejo. Podemos pedirles que estén con nosotros en espíritu. Siempre obtendremos una respuesta de una forma u otra.
Cuando una persona se está muriendo, le deseamos lo mejor en su viaje y nos sentimos bendecidos por haber estado con ella en este momento sagrado, cuando se quiebra la gran oscuridad y todo se aclara.
Namo Amida Bu
Muchas gracias
Dharmavidya
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